MEJIA, JUAN DIEGO
«Para mí la zona eran los ríos de aguas heladas que bajaban de la Sierra. Era el sonido de las mujeres cantando en la orilla mientras aporreaban la ropa con el manduco para sacarle el sudor. Eran los burros pequeños cargados de plátanos y yucas. Túneles formados por la sucesión interminable de matas de banano. Ruido del tren que espantaba al ganado. Olor a mango maduro en los caminos. Sol que derretía las ganas de pensar».
En la Medellín de los años setenta, Pável, un joven de diecinueve años, estudiante de Arquitectura de la universidad pública y actor de teatro, decidirá dejarlo todo para alistarse en las filas de uno de los movimientos de izquierda de la época. Sus sueños y sus desencantos son los de una generación de jóvenes artistas e intelectuales que, comprometidos con sus ideales políticos, se internaron en pueblos y montañas para apostar por la revolución.
«Sí, pero todavía no. Y mientras tanto, se tensa la ansiedad de la espera. La aventura revolucionaria es vista por Mejía con ojo demoledor. Y con humor que no perdona. ¿O sí? En el fondo sí. Los personajes, esos muchachos perdidos en la vaguedad de sus sueños heroicos, son arropados por el autor con delicadeza y cariño melancólico. En esta novela, como en todas las suyas, la prosa honda y sabia de Juan Diego es, de por sí, un acto de reencuentro y de perdón».
Laura Restrepo