En este segundo tomo, Hegel continúa con la vida filosófica en Grecia. Para el autor, lo que satisface y dignifica nuestra vida espiritual tuvo su principio en Grecia. El libro inicia con el estudio de los sofistas a los socráticos. Dedica un capítulo a Platón y Sócrates, para terminar con el estudio del dogmatismo y el escepticismo.