ZULETA, ESTANISLAO
Como un Sócrates contemporáneo, Zuleta va haciendo preguntas a partir de los Diálogos de Platón, hasta desembocar en la presentación aristotélica de la mejor forma de argumentar.
Se trata de diecinueve conferencias dictadas a lo largo de seis meses en 1976, propuestas como lecciones de filosofía a partir de la lectura y relectura de Platón y Aristóteles como las grandes fuentes de la filosofía occidental, en las cuales revisa algunos hitos en la construcción de la lógica como argumentación dentro del conocimiento, el saber, la ciencia y la verdad en el pensamiento de los filósofos desde entonces, en medio de las crisis sucesivas por las que pasaron sus respectivas épocas. Y ello porque su tesis central sobre las relaciones de la lógica y la crítica, está centrada en la pregunta por cómo pensamos, cuando la crisis social nos desajusta respecto de nuestras seguridades básicas, y nos condiciona a asumir la lógica como punto de partida del diálogo social o personal.
Su minucioso recorrido por los grandes temas de la filosofía (el conocimiento como develamiento de la ignorancia, el sólo sé que nada sé como punto de llegada y no el de partida de la reflexión; la mayéutica o diálogo como dar a luz; el abrirse al saber, no a la descripción de las cosas desde los intereses y las ocurrencias; distinguir entre las apariencias y el ser, la ciencia y la verdad; identificar la relatividad del ser, los contextos y el sentido de argumentar, asociar y relacionar, descifrando las causalidades y las secuencias de la realidad; y comprender y valorar lo que deben ser la educación y el conocimiento como amar al saber, al reconocer, al preguntar y pensar
)
Apasionante y didáctico, frente a la complejidad de sus temas, este itinerario de lectura se convierte al mismo tiempo en un testimonio de vida y de rigor, en tanto despliega un juicioso proceso de trabajo en busca de comprender el mundo en medio de la crisis del país y de la civilización occidental, en nuestro caso abierta desde los años 50 y 60 del siglo pasado. Como un Sócrates contemporáneo, Zuleta va haciendo preguntas a partir de los Diálogos de Platón, hasta desembocar en la presentación aristotélica de la mejor forma de argumentar, es decir, de pensar, en pos de la verdad, más allá de querer seducir o convencer a alguien o a uno mismo dentro de sus prejuicios.