LAS DOS OBRAS MÁS IMPORTANTES DEL GENIO DE LAS LETRAS FRANCESAS.
A los dieciséis años, Arthur Rimbaud (1854-1891) llega a París en 1871 y se presenta en los ambientes parnasianos con un poema en el bolsillo: «El barco ebrio». Adolescente terrible, llegó para destrozarlo todo en apenas cinco años. Con un puñado de poemas y un solo libro publicado en vida, Una Temporada en el Infierno, destruyó las bases de la poesía heredera de Baudelaire, sembró el desorden y la subversión más profunda en la lírica europea y se alzó en modelo del poeta vidente que busca más allá del sentido inmediato de las palabras. Otro libro, Iluminaciones, completaría esa experiencia de la totalidad en que Rimbaud convirtió su obra y su vida. Y si el primero se ofrece como el cuaderno de un condenado que transcribe su brutal y melodramática convivencia con Verlaine, el patriarca de los parnasianos, Iluminaciones es una especie de cartilla de la videncia donde el iluminado busca la liberación absoluta. Realidad y videncia crean en la obra de Rimbaud un lenguaje de tal potencia iconoclasta que ha permitido distintas lecturas de su imaginario: si los simbolistas abrieron estos poemas en busca de lo desconocido, para los surrealistas fue la subversión y la distancia luminosa entre las imágenes lo que hizo de Rimbaud uno de sus padres fundadores. Esta edición bilingüe y anotada para una lectura libre de tantas interpretaciones arbitrarias como Rimbaud ha sufrido, permitirá al lector captar la dimensión gigantesca de este poeta radical que abrió al siglo xx las puertas de una poesía nueva.