GONZÁLEZ, FERNANDO
¡Ama a Dios!. ¿Qué significa eso? ¿Acaso un personaje que está afuera, allá, y que me atisba? Eso no puede significar, sino que aceptes y vivas tu verdad, que te aceptes íntegramente, con la negación que conlleva tu afirmación, como lleva germen destructor todo fruto. Que vivas así: incierto, con auges afirmativos y podredumbres llenas de auroras. Sé humilde aceptante, aun de tu vanidad. Aceptarse y representarse (confesarse) es estar en Dios y amar a Dios.
En atención a la singularidad de este libro, con sus múltiples y dispares divisiones, con la intensidad variable de sus énfasis, su edición se apartó de lo ideales de unificación y le permitió, en gran medida, respirar a su aire, conservando incluso sus aparentes contradicciones.
El lector encontrará en este volumen una versión similar a la de la primera edición publicada en 1959 por Aguirre Editor, si bien incluye las correciones que hiciera González a mano sobre su propio ejemplar, las de uno de sus hijos y también las nuestras, hechas siempre procurando respetar las decisiones primeras del autor y facilitar la comprensión del lector.