BALLAZ, JESÚS
El libro es muchas cosas. Un receptáculo de la memoria, un medio para superar las limitaciones del tiempo y el espacio, un lugar para la reflexión y la creatividad, un archivo de nuestra experiencia y la de otros, una fuente de iluminación, de felicidad y, en ocasiones, de consuelo, una crónica de eventos pasados, presentes y futuros, un espejo, un compañero, un maestro, una convocatoria de los muertos, un divertimento; el libro en sus muchas encarnaciones, de la tableta de arcilla a la página electrónica, ha servido por mucho tiempo como una metáfora de nuestros conceptos y empresas esenciales. ¿Cómo decirlo mejor que Alberto Manguel en su reciente libro El viajero, la torre y la larva. Un lector como metáfora?
Muchos hemos experimentado todo eso con gran gozo, yo soy uno de esos afortunados, y estoy agradecido a quienes me ayudaron a hacer este descubrimiento que ha sido capital para mi desarrollo personal y profesional.
Ahora que la sociedad me da por jubilado, he querido contribuir a que otros descubran ese tesoro que es la afición a leer con un breve ensayo militante sobre esa maravillosa actividad. Como es difícil definirla y se puede mirar desde muchos ángulos, de aquí la alusión al poliedro al que se alude en el título. El libro se titula La lectura poliédrica. Metáforas para hablar de la lectura. Ha sido publicado en Barcelona por Variopinta Ediciones, un nuevo sello editorial de El Banco del Libro. Lo he escrito junto con mi sabio amigo, catedrático de Literatura, Francisco Rincón. Para su última elaboración hemos atendido las agudas observaciones de la editora Cecilia Silva-Díaz a quien agradecemos su interés por este texto.
La editorial confiesa sus intenciones en la contraportada del libro con estas palabras: Creemos que puede ser una lectura estimulante para maestros, padres, bibliotecarios y todos aquellos que promocionan el libro y la lectura.