MEJÍA RIVERA, ORLANDO
Lo que el lector encontrará en La biblioteca del dragón no es solo la versión que da de sus lecturas alguien que ha hecho de los libros su pasión, el anclaje de su vida, sino que hallará un modelo de lectura, de abordaje de la literatura: estos escritos muestran las buenas consecuencias de un acercamiento serio y respetuoso, pero a la vez entrañable y abierto, a grandes obras y autores, clásicos y actuales, desde Dante y Basho hasta Carlos Fuentes y V. S. Naipaul. Asimismo, estos textos son un ejemplo del poder creativo del género ensayo, entendido en su mejor expresión: un desarrollo sugerente y fluido, con un tono conversacional, en instantes casi de confesión íntima, que produce una lectura deleitosa y ágil, y que nos lleva de la mano, casi sin percatarnos, a través de asuntos profundos y significativos para los que, si bien ya habido tratamientos anteriores, se señalan nuevas miradas y perspectivas.
La biblioteca del dragón, expresión que remite a la biblioteca infinita que soñó Borges y a la sabiduría inconmensurable contenida en ella, no hace más que volver a recordarnos que tenemos a nuestra disposición toda una galería que podríamos considerar ilimitada, dadas nuestras posibilidades finitas, de seductoras piezas para nuestro solaz y engrandecimiento. Por eso, a la manera de una biblioteca, aparecen aquí un Estante borgiano, un Estante de poetas y un Estante de narradores, repletos de Lecturas inolvidables que no son solo las de un individuo, sino que deberían ser las de todo buen lector, o las de aquel que aspire a no perderse los grandes placeres que depara la literatura de todos los tiempos.