DONADIO, ALBERTO
Interbolsa no fue una pirámide que ofrecía a los clientes intereses del 100% que se pagaban con los aportes de nuevos incautos, como sucedió con DMG, la red que montó David Murcia Guzmán. En Interbolsa lo que ocurrió fue un monumental abuso de confianza, adobado con fraude y estafa. Los administradores de la principal firma comisionista de la Bolsa de Valores de Colombia, tomaron sin autorización miles de millones de pesos de la clientela para financiar una gigantesca especulación bursátil sobre la acción de Fabricato. Si les hubiera salido bien solamente ellos y un puñado de personajes que fueron clientes privilegiados de Interbolsa, se habrían lucrado con las ganancias. Como les salió mal, las pérdidas colosales se las encajaron a las viudas, pensionados y otros inversionistas pequeños y grandes que a sus espaldas se habían convertido en socios de esa apuesta.
Interbolsa se aprovechó de las víctimas que se dejaron guiar por el consejo que recibían de la comisionista y sin conocimiento y consentimiento de los clientes los embarcó en una especulación premeditada que arroja pérdidas -casi todas irrecuperables- por un $1 billón, un millón de millones de pesos.
¿Dónde estaba el gobierno mientras se gestaba y avanzaba la estafa? Ausente y a oscuras. El Presidente Juan Manuel Santos lo reconoció con estas palabras: «Yo ni siquiera había estado enterado de qué estaba sucediendo en Interbolsa».