VÁSQUEZ TAMAYO, CARLOS
Derivas no es un libro factible de atrapar en un concepto, definición o género. Y por eso la manera de referirse a él es decir que contiene la cotidianidad vertida en pequeños trozos, que reúne pedazos de ella. Pero no se trata de aquella cotidianidad visible y evidente, sino de aquella que se presiente, que subyace, que se vislumbra pero que escasamente se nombra, porque solo puede asirse mediante el desvío, la alusión, la insinuación.
¿Quién puede asegurar en dónde yace la vida, en dónde la existencia y la experiencia humana? En Derivas un yo se sitúa frente a sí mismo y frente al mundo y busca atrapar a ambos en sus mil destellos, en sus mil recovecos, en fragmentos que dan cuenta de su multiplicidad, de sus posibilidades sin fin, desde lo más prosaico hasta lo más elevado.
A la manera de tantos escritores que han hecho de lo breve su forma, pero sin seguir a nadie, sin adscribirse a ningún rótulo o preforma, a ninguna especie ni espécimen, los decires aquí contenidos crean una especie de complicidad con el lector, una intimidad de verdades y desnudeces que por lo general no se enuncian, que no se revelan por prudencia, temor o pudor, en un acto que nos solidariza en lo difícil de ser en el mundo.