MACHADO DE ASSIS, JOAQUIM
La obra toda de Machado de Assis es triste y sonríe. Saber juzgar, y a veces lo hace, pero sus mejores páginas (en novelas y cuentos) son más bien un lienzo, la mirada de un ojo, que nos convida también a mirar. Hay en sus relatos mucho de invitación, o de desafío. Hechos de sugerencias, de elipsis, de elusiones, parecen callar lo que saben, y ese silencio equivale a la más eficaz forma de elocuencia. Con dos o tres asuntos, y una prosa siempre límpida y contenida. Machado nos dice lo esencial, esto es, aquello y solo aquello que se propuso decirnos. No necesita de la pesadilla para contarnos la pesadilla. Le vasta la ironía, el sarcasmo leve que no contiene, creo, huella alguna de desprecio.
La verdad es que no parecen en esta selección vario de los cuentos mas celebres del auto, y sus otros, igualmente válidos para la cabal comprensión de su obra, que ignoraron en su momento las ediciones en español. Razón mas que valida para aplaudir este libro, cuyos originales conozco y, doy fe, demuestran un trabajo cuidado y riguroso, y además respeto, conocimiento y estudio. Y talento.