LICHTENBERG, GEORG CHRISTOPH
Primera edición en español de los Cuadernos (Sudelbücher) de Georg Christoph Lichtenberg, de donde se han extraído todas las ediciones antológicas existentes en español, y que se han titulado comunmente como Aforismos. Este volumen, el primero de la obra completa que ahora publicamos bajo la traducción de Carlos Fortea, con prólogo de Jaime Fernández, recoge su trabajo según la edición canónica.
No fue hasta después de su muerte cuando se publicaron los célebres Cuadernos (Sudelbücher), de Georg Christoph Lichtenberg, de los que en este primer volumen se ofrece por primera vez en castellano la versión íntegra de los tres primeros. Se trata de una miscelánea de reflexiones agudas, perspicaces, serenas y al mismo tiempo divertidas, cargadas de simpatía, vivacidad e ironía, sobre el cuerpo, el amor, la sexualidad, los sueños, la soledad, el lenguaje, la religión, la muerte, el mundo de los libros, la ciencia, la filosofía y la situación política del momento. Lichtenberg se revela como un profundo conocedor de la condición humana. Sin embargo, en sus observaciones no se aprecia ni un ápice de dogmatismo ni muestra alguna de superioridad intelectual o moral. Al contrario, una incansable curiosidad le incita a interesarse por todo cuanto le rodeaba y por las noticias que recibía del mundo, como los acontecimientos que desembocaron en la Revolución Francesa de 1789. Aunque se identificase con los valores humanistas de la Ilustración, fue uno de los primeros en atisbar en el pesimismo ilustrado una oculta apología del despotismo moderno.
Kant lo leyó atentamente. Goethe comparó sus escritos con una maravillosa varita mágica «que convertía sus bromas en problemas ocultos». Para Nietzsche, con excepción de Conversaciones con Goethe, de Eckermann, su obra era lo único de la prosa alemana que merecía ser leído una y otra vez. La profunda huella de sus reflexiones es visible en Schopenhauer. Tolstói fue un lector devoto de su obra. Freud dijo que sus chistes sobresalen por su contenido intelectual y la seguridad con que dan en el blanco. André Breton lo consideraba uno de los grandes maestros del humor y «padre de la patafísica». Canetti comentó que había escrito el libro más rico de la literatura universal porque nunca quiso redondear nada, lo cual «es su felicidad y la nuestra».