Cuando Fabio Morábito se mudó a Berlín acaso no adivinaba que la ciudad terminaría por convertirse en su material literario. El autor divaga por los resquicios de la ciudad como si tratara de descifrar un enigma, retratándola en estas narraciones que nos acercan a su vida cotidiana. Morábito discurre sobre si el río que atraviesa Berlín es o no un río, para concluir que «El río de Berlín, en realidad, es su cielo». O se detiene a observar cómo interactúan los alemanes en un accidente automovilístico. O fantasea con el tren elevado de la ciudad, conocido como S-Bahn. O imagina la abolición de los signos de puntuación tras la caída del Muro, lo que explicaría el dominio de la poesía sobre la prosa en la literatura alemana de la época. Berlín es un maravilloso pretexto literario en Morábito.