VIRILIO, PAUL
La velocidad es la vejez del mundo... Llevados por su violencia no vamos a ninguna parte, sólo nos contentamos con partir y abandonar lo vivo en provecho del vacío de la rapidez. Tras haber significado largo tiempo la supresión de las distancias, la negación del espacio, la velocidad equivale de pronto al aniquilamiento del Tiempo: se trata del estado de urgencia.
De hecho, la carrera surge de la historia como una sublimación de la caza; su aceleración culmina el exterminio, la velocidad se convierte en un sino y un destino a la vez. Cazador, criador, marino, pirata y jinete, conductor de carros, automovilista, todos somos los soldados desconocidos de la dictadura del movimiento... Al parecer lo habíamos olvidado, pero al lado de la riqueza y de su acumulación está la velocidad y su aceleración, sin las cuales centralización y capitalización habrían sido imposibles.