EDUARDO RODRIGÁLVAREZ
Los ochenta eran años difíciles. La reconversión industrial estaba dejando en cueros a Bizkaia, se sucedían las huelgas y los enfrentamientos de los trabajadores con la policía. En las dos temporadas que el Athletic sacó la gabarra, ETA había asesinado a 117 personas (secuestros, extorsiones, amenazas y atentados fallidos a parte). Eran malos tiempos para todos, y también para la lírica y la épica del fútbol. Pero es cierto que el Athletic era como un alto en el camino, lo que cada uno interpretó a su manera.