En las colinas de Monterrey, en medio de los bosques de pinos, se asientan las cabañas de madera de Tortilla Flat. Allí viven los paisanos, mezcla de indios, hispanos y diversas razas caucásicas, un grupo de hombres y mujeres ajenos a los vaivenes mercantilistas y a las normas de la sociedad más respetable. Danny y sus amigos, pícaros modernos capaces de todas las trapacerías, pero dispuestos siempre a ayudar a los demás, pasan su existencia entre borracheras, peleas y vagabundeos hasta que la inesperada herencia de una casa viene a poner un poco de orden en su salvaje libertad de paisanos. La casa de Danny habrá de convertirse en depositaria de un talismán que no es otro que la camaradería y, con ella, un ideal de caballeresca generosidad.
Divertida y tierna, llena de situaciones cómicas e impregnada de un hondo lirismo, esta novela, publicada en 1935, fue el primer gran éxito literario de John Steinbeck. Al igual que otros relatos de este autor, fue llevado al cine en 1942, bajo la dirección de Victor Fleming y con Spencer Tracy, Hedy Lamarr y John Garfield como protagonistas.
La vida de Danny y de sus amigos cambia radicalmente cuando éste hereda un par de casas en el pueblo de Tortilla Flat. Los amigos pasan de tener que dormir a la intemperie a tener un techo bajo el que resguardarse. Por ello, le están eternamente agradecidos a Danny. La vida pasa tranquilamente en casa de Danny. Los amigos beben, ríen, se pelean, cotillean sobre los habitantes del pueblo... En este libro las garrafas de vino se beben con la misma rapidez con la que se pasan las páginas. Borrachos o no, los amigos de Danny (Pilón, Jesús María, Pablo, el Pirata y Big Joe) intentan hacer lo correcto aunque no siempre lo consiguen.
Con un final espléndido, Tortilla Flat ha hecho que tenga más ganas aún de leer Las uvas de la ira, del mismo autor.