MANFREDI, VALERIO MASSIMO
Dos muchachos corren por el bosque. Armin quiere mostrar a su hermano Wulf un prodigio: el «camino que no se termina nunca». Una vía pavimentada de piedras pulidas, tan hermosa como si fuera obra de los propios dioses, que los soldados romanos están construyendo cerca de su aldea, en el corazón de la agreste Germania. Una calzada que cruza bosques, ríos, ciénagas y ni siquiera se detiene ante las montañas.
Mientras están admirándola, oyen los pasos de una patrulla romana. Pese a oponer resistencia, terminan siendo capturados. Sin embargo no les matan. Armin y Wulf son los hijos del caudillo de los queruscos, un guerrero poderoso y amado por su tribu. Son llevados a Roma en calidad de «huéspedes» de César Augusto, quien los deja al cuidado del centurión Marco Celio Tauro.
Años después los dos jóvenes se han convertido en Arminius y Flavus, dos expertos soldados respetados por todos y que han sabido ganarse la confianza del propio emperador.
Pero ¿pervive todavía la llamada de la sangre? ¿Podría la fidelidad a los suyos llevarles a traicionar la tierra que les ha adoptado?