OLMOS, ALBERTO
Tan pronto llega a Tokio, donde deberá trabajar durante un año, un joven descubre que justo del otro lado de su calle vive una hermosa adolescente que de vez en cuando se desnuda con calculado descuido cerca de una ventana. Al advertir que estos shows nocturnos parecen dirigirse a él de manera exclusiva, se establece entre ellos una relación peculiar, tan sutil como poderosa, honda y divertida, en la cual se confrontan dos maneras distintas de entender el lenguaje secreto del erotismo. - Alberto Olmos recuerda que Japón es un país bastante reprimido. En ese ambiente, subraya, es donde se ha fraguado la mejor pornografía, la más sutil. Quizá de esa idea surgió Tatami. Su autor lo desmiente. Eso es buena literatura. Álvaro Cocuerda, El País