TROTSKY, LEON / SARTRE, JEAN PAUL
La condena moral es un recurso facilista y políticamente rentable, sobre todo cuando sirve para ocultar la propia posición. Un legado indeseable, aunque indeseado, del reciente Acuerdo de Paz en Colombia, fue la entronización, en nuestra cultura política, del discurso de quienes, proclamando tan malos son los unos como los otros, se esconden detrás de unos mandamientos abstractos, pretendidamente universales y absolutos, invocados para el efecto. El demoledor texto de Trotsky que incursiona de modo original en este campo de la ética, fustigando el hipócrita moralismo, sigue siendo un clásico. Uno de sus múltiples méritos consiste en que, enemigo de todo facilismo, trata, en cambio, de responder al mismo tiempo a la pregunta: ¿Cómo hacer para criticar al stalinismo sin que eso se convierta en una crítica al conjunto de las corrientes revolucionarias o, peor aún, a la idea misma de socialismo? Sustancia de su tragedia en la última etapa de su vida, la pregunta conserva hoy toda su vigencia.