RUBIANO, FABIO
Intento de buen padre y fracaso de esposo responsable, Alejandro rastrea, interroga y desmembra por orden de La Dirección a supuestos subversivos para tratar de corregir su camino. En la bodega de su casa guarda los restos de las víctimas que han pasado por la justicia de sus propias manos. Allí limpia con el mismo trapo la sangre que ellas han derramado y los regueros de pintura de su hija pequeña, que tiende a salirse de control. Pero él conserva la calma y se abstiene de la violencia, que por ahora reserva para sus labores de oficina.
Qué tan compleja y llena de matices o qué tan simple y común puede ser la vida de cualquier asesino es lo que nos plantea este texto que consigue crear un retrato estremecedor. Uno que hoy en día, en este mundo imprevisible y convulso, nos parece más cercano y revelador que nunca.
En este relato potente e inesperado, Fabio Rubiano explora un género diferente al teatro para poner de manifiesto, con el estilo contundente que lo caracteriza, un tema que atraviesa toda su dramaturgia: la narrativa del victimario. Con frases cortas y punzantes, como una ráfaga de verdades que no se pueden ignorar, el protagonista de esta historia da luces sobre las más hondas y sorprendentes contradicciones humanas.