Conocemos el machismo, es decir, esa ideología que considera al hombre superior a la mujer, y también la misoginia, basada en el odio y el desprecio hacia ellas, desde los primeros textos escritos en cada una de las culturas que ha creado el Homo supuestamente sapiens. Figuran en él, en efecto, grandes filósofos, científicos, escritores, artistas, teólogos, moralistas o reformadores que inventan, o repiten, increíbles majaderías y simplezas sobre la mayor parte de la población del planeta. Las religiones monoteístas no solo ocupan un lugar de honor en este ruidoso coro de opinadores e insultadores, sino que mantienen aún sus añosos, y ya anacrónicos, prejuicios machistas, contra el viento de la ilustración y la marea de la modernidad.