Tras robar el fuego para entregarlo a los hombres, Prometeo recibe una dura condena: Zeus lo manda encadenar a una roca del Cáucaso. Allí, todas las mañanas, un águila roe el hígado del titán, que se regenera cada noche. Sin embargo, Prometeo resiste el castigo y se niega a revelar la profecía que lo haría libre: el anuncio de un matrimonio criminal que defenestrará a Zeus. Gracias a Esquilo, la voz de Prometeo se alza como una voz enfrentada al poder despótico, una voz que favorece el bien común, una voz que ama el saber sobre todo lo demás.
Esquilo (Eleusis, 524 - Gela, 456 a.C.) está considerado el padre del teatro griego. De una obra estimada en noventa tragedias, nos han llegado siete: la trilogía de la Orestía (compuesta de Agamenón , Las Coéforas y Las Euménides), Los Persas, Los Siete contra Tebas, Las Suplicantes y el Prometeo encadenado.
Edición bilingüe
Introducción y versión de Ramón Irigoyen
Epílogo de Jordi Balló y Xavier Pérez