Este título poco tiene de gratuito. Muy bien lo explica su autora: es, en parte, un homenaje al historiador, maestro y amigo Roger Chartier y a su obra; también un homenaje al libro y a su historia, aunque podría decirse con mayor justicia que es la escritura misma el objeto de esta novela. Existe otra posibilidad, otra interpretación a propósito de la escritura y la historia: la melancolía... El título en su idioma original es Pena de ganso. Pena traduce pluma, pero es de igual manera pena (acepción que es intraducible al español), pena de tristeza, pena por la imposibilidad de utilizar una pluma, de leer un cuento, de ir a la escuela, de ser como los otros, porque Nilma Lacerda también nos muestra un estampa triste, una época gris para la mujer, una mujer como Aurora, la protagonista niña a la cual todas estas posibilidades le son negadas y que se contrastan claramente con la mirada y el rol desempeñado por la mujer en la actualidad, encarnado por la sobrina de Aurora, una mujer que indaga en y por las palabras, que deambula por el tiempo, por los sentimientos y los recuerdos.