Nerón Augusto, junto a Popea, dirige el Imperio romano, en una era de esplendor cultural y artístico sin precedentes. Aún no tiene sucesor, pero su poder es absoluto. Sin embargo, en el décimo año de su reinado, un incendio arrasa la capital del Imperio. Los rumores sobre la relación de Nerón con el fuego empiezan a crear malestar entre el pueblo y los políticos. Nerón sabe que su destino está ligado al de Roma y a su promesa de reconstruirla como la ciudad que deslumbrará al mundo. Pero hay quien ve peligrosa su gloria y falsos amigos y espías conspiran en su contra. Nerón sabe que, si sobrevive, será el primer miembro de su familia en escapar a la red de traiciones de la corte romana. Si no lo logra, también sabe que es el último de su dinastía.