MIHURA, MIGUEL
En 1952 se estrenaba Tres sombreros de copa con veinte años de retraso. Treinta antes, Mihura había publicado «Tragedia breve de una señorita», un cuento breve que permitía deducir el sentido del humor que precedió y acompañó a su teatro.
«Yo, que amo el refrito escribiría Mihura, he publicado en La Codorniz muchos chistes y artículos que había publicado hace quince años en Gutiérrez». Úsese este libro como lo que es: un repaso por su obra gráfica y periodística, que permite vislumbrar los estratos y materiales del humor que edificó su estilo. El lector tiene ante sí un singular museo de curiosidades: un leopardo aficionado a la música descriptiva, un cocinero de ocasos, una vieja a la que se le habían muerto todos los dientes, una lágrima que cae bajo las ruedas de un vagón y la destroza, un paisaje de arrugas muertas a planchazos, una nariz desagradecida que puede competir con la de Gógol
Estupenda la «Sección dedicada a explicar bien cómo son» determinadas cosas: por ejemplo, «el metro», que casi es una historia de cronopios, o «la hormiga», cuyo principio recuerda «La esfinge» de Poe. Y las ingeniosas dilogías. Es conocida aquella de Jardiel: «Pasaron cinco minutos y dos aeroplanos». Mihura escribe: «Después de hacerme esta reflexión y un siete en la americana
».