ALZATE, GABRIEL JAIME
Es preciso regresar para recuperar la memoria de la historia propia, y con tal fin, urge caminar la ciudad para reconstruir lugares e imágenes, y trazar el plano de un mundo amenazado por el caos, un universo personal y familiar que necesita de alguien que le confiera un orden. Pero este plano no es otra cosa diferente a una pregunta que pende sobre la vida de los personajes, semejante al nudo de un ahorcado. Es el diálogo con los otros, con las voces disonantes que marcan el límite cercano a la locura, al despropósito.
Sin embargo, la respuesta no puede ser la muerte. Tiene que ser la vida que busca y reconstruye la historia de la propia familia en medio de un relato que recupera infancia, ausencia y olvido, cuando sentimos con el personaje que la realidad de la ciudad avasalla y agota, en medio del paisaje remoto de los sueños. La ciudad se yergue majestuosa, vuelve sobre sí misma, se cuenta, se inventa, se aleja de las convenciones sobre la violencia para entrar en un territorio fantástico y cruel que descubre las aristas de lo innombrado. Y al final, el forastero permanece.