ROLL VÉLEZ, SAÚL
Esta novela, madura en su escritura y bien concebida en la trama, recrea un entorno anárquico y aparentemente absurdo de los años noventa: en una ciudad de incesante primavera y rodeada de montañas, Sebastián de la Torre hace un esfuerzo por reconstruir los detalles de los días que fueron aniquilando el sentido de su mundo y el de sus amigos y conocidos. Envuelto en una caótica maraña de recuerdos, intenta organizarlos de una manera lógica, hilvanándolos con hechos pasados que de algún modo desembocan en su presente. Fuerzas ignotas, incontrolables, parecen anular todos los futuros; es necesario entonces comprender, si no las causas, por lo menos las consecuencias de ese abrupto cambio que ha alterado tantas vidas. Quizás así pueda hallar alguna respuesta, o incluso la libertad que parece haber perdido.
En estas páginas se percibe un gozo narrativo no solo en los extensos párrafos en donde la palabra se explaya y parece adueñarse de la acción, sino también en las digresiones, los saltos temporales e incluso el desorden en la enumeración de los capítulos. El arte y el placer actúan como paréntesis para enfatizar el sentido humano de la vida y discrepan con el absurdo y la violencia; las reflexiones existenciales se mezclan con sensaciones cotidianas, con las conversaciones entre amigos, con el cine y las visitas al café y rompen el tono trascendental. Construida de manera impecable la novela logra crear en el lector un impacto profundo.