an Salvador es una ciudad tan grande como una ballena. Y dentro de su tripa hay un taxi en perpetuo movimiento conducido por un hombre de voz grave y rizos canosos, un tal Jorge González, que en su vida anterior se dedicaba a regalar sueños en un campo de fútbol. Pero ¿quién es realmente ese anónimo taxista trasnochado que en la cancha era conocido como «El Mágico»? Uno de los jugadores más talentosos de siempre, el mejor goleador de la historia de la selección de El Salvador, un genio olvidado por muchos pero admirado por nada menos que su majestad Diego Armando Maradona, un fuera de serie que echó al traste su fichaje por el Barça el día en que el entrenador blaugrana lo sorprendió en la cama en dulce compañía durante una concentración de pretemporada; alguien que siempre prefirió al dorsal 10 el más prosaico número 11, y a los clubs más ricos de Europa, el modesto Cádiz, donde «la paga era decente, podía comprarme todas las raciones de calamares que quisiera» y todas las noches se convertían en una fiesta al son de la voz de su amigo Camarón de la Isla. O puede que fuera solo un charlatán, un pícaro, un Don Juan entregado a la juerga y al flamenco, un vividor y, a la vez, un sabio que prefería usar la cabeza para pensar que para golpear la pelota. Quizá Jorge fue todo esto, y su vida una fulgurante excepción en el mundo del fútbol. En estas páginas, sueño y realidad, fantasía e historia, leyenda y crónica se funden para relatar la trayectoria deportiva y humana del Maradona de Cádiz.