MANJARREZ, HÉCTOR
El territorio de la infancia es misterioso. Somos al mismo tiempo que estamos dejando de ser lo que somos, que de venimos lo que anhelamos o lo que tememos. Los otros nos moldean, sobre todo los adultos, pero también nuestros pares: la sociedad, la manada.
El mundo de los varones, en particular, es el mundo de la patraña y la fanfarronada, la ignorancia y la jactancia, la violencia y el encubrimiento. Eso que designamos con la palabra machismo y que aliado con el matriarcado modoso se propaga en un sinnúmero de imposiciones y complicidades y ritos de iniciación que nuestros hijos, esos inocentes, aprenden a temer y al mismo tiempo a imitar. Poco a poco, las niñas y los niños ya están locos: en ellos se encarnan las creencias y la credulidad de una época. Son las cobayas con las que la sociedad experimenta, y Héctor Manjarrez nos hace sentir con mucho tacto con tristeza y destreza cómo aprenden a acostumbrarse los chicos a hábitos que al principio les producían azoro y miedo.
Por estas páginas rápidas pasan las imágenes de alto contraste de nietos y abuelos, madres e hijos, padres ausentes, sacerdotes y familias, adolescentes y sexo, futbol y violencia, trabajo y sueños, estrellas de cine y Presidentes en coches sport, política y nacionalismo...
Conforme la Ciudad de México va creciendo, sus víctimas principales las mujeres y los niños nos miran desde este retrato fi dedigno, doloroso, humorístico y tierno de un tiempo que para ellos, que éramos nosotros, era el presente. Y un día se oyó a lo lejos algún balazo que mató a John F. Kennedy cuando ya la inocencia (o la ignorancia) se agotaron.
Pero la historia se sigue repitiendo. Lo que aquí se cuenta es lo que sigue pasando. Ustedes estamos locos.