CONAN DOYLE, ARTHUR
Tras el éxito obtenido por la publicación en el Strand Magazine de los primeros relatos breves de Sherlock Holmes entre 1891 y 1892 (reunidos posteriormente bajo el título de Las aventuras de Sherlock Holmes, tercer volumen de esta colección), el director de la revista solicitó a Arthur Conan Doyle otra serie de doce relatos. Pero Conan Doyle sentía que su personaje había crecido tanto que corría el riesgo de eclipsar a su autor: le tenía esclavizado y le impedía hacer otras cosas. Así que decidió desembarazarse de él de la mejor manera posible: lo haría morir heroicamente. Pero necesitaba un adversario al nivel del genio de Holmes, así que creó al profesor Moriarty, epítome del mal y, sin duda alguna, uno de los más memorables villanos de ficción. El problema final, último relato de la serie, dejó helados a miles de lectores con la inesperada desaparición del detective, dado por muerto en las cataratas de Reichenbach, en Suiza. Y pese a las innumerables coacciones de que fue objeto, Doyle tardaría aún diez años en resucitarlo.
Los relatos que componen la selección que finalmente se llamaría Las memorias de Sherlock Holmes revelan cada vez más las ricas personalidades de Holmes y Watson.
Los temas de estas historias son variados: así, La Gloria Scott, El hombre encorvado y El paciente interno tratan de dilucidar crímenes ocurridos en el pasado; El tratado naval es una historia de espionaje; El Squire de Reigate y El intérprete griego nos hablan de la avaricia; o El empleado de correduría de bolsa, que trata de un timo cometido por motivos inconfesables.