SANDERSON, BRANDON
Así que allí estaba yo, con un oso de peluche de color rosa en la mano. Tenía un lazo rojo y una linda sonrisa de osezno. Además, hacía tictac. ¿Y ahora qué? pregunté. ¡Ahora lo tiras, idiota! exclamó Bastille para meterme prisa.