FAJARDO FAJARDO, CARLOS
Se despliega en estas páginas una percepción de la poesía y el poetizar cuyas matrices románticas se evidencian en su intensa conversación con un flujo de voces, desde san Juan de la Cruz, Hölderlin o Rimbaud, hasta Breton, Artaud o Pizarnik. Ascesis en tanto gimnasia del espíritu para habitar una dimensión más compleja del Ser. Habitar andariego, inquisitivo, flânerie existencial sobre una cuerda tensada entre la reflexión y la intuición. Espejos de una mirada panóptica sobre la fugitiva realidad.
Todo parece indicar que el único territorio que nos queda para pensar con Nietzsche una existencia libre y creadora es el Arte, el ámbito estético, que de este modo se convierte en el lugar de la imaginación utópica. En el presente libro, Carlos Fajardo profesa este mito tan caro a nuestra contemporaneidad. El autor se mueve fronterizo entre ambos momentos de interferencia o cortocircuitos. En todo caso, el lector se halla ante un sugestivo horizonte humanista. Nos encontramos, pues, ante un imperativo-raíz de existencia, ante una pulsión defensiva del animal humano. Tanto más exigente esta pulsión cuando el guion se ha extraviado y las aves se han comido todas las migas dejadas en el camino para encontrarlo. Este pathos funda los textos de Fajardo. La imagen de la muerte espolea su mirada: aquí se avecinan y hacen guiños Heidegger y Gaitán Durán. Sin embargo, entre el esplendor y la catástrofe de lo efímero, entre la muerte de Dios y la muerte definitiva del sujeto, en medio de la racionalidad light tecno-consumista, se alza la posibilidad de una racionalidad poética. Acaso la última tabla de flotación del naufragio.
Rómulo Bustos Aguirre