NEGRONI, MARÍA
En este volumen se reúne por vez primera la trilogía negra de María Negroni, compuesta por Museo Negro (1998), Galería Fantástica (2008) y el hasta ahora inédito Film Noir. Tres libros de ensayo consagrados a profundizar los alcances de la literatura gótica y su profuso imaginario, en los que Negroni propone derivas sutiles y afinidades literarias, con la paciencia y sagacidad de quien sabe que está ante grandes revelaciones.
Si la estética gótica ensancha los límites del mundo para dar paso a un orden extraño y suprimido por la razón, Museo Negro es la morada oscura elegida por sus seres ensoñados. En un universo de sombras y castillos, niños desamparados y sensuales doncellas, la autora encuentra elocuentes metáforas para aludir a las turbulencias del acto de escribir: de El Golem a Henry James, de Drácula a Oscar Wilde, de La condesa sangrienta a Kafka, la muerte persevera y el clima se enrarece con eficacia.
Galería Fantástica (Premio Nacional de Ensayo Siglo XXI) inaugura, por su parte, un gesto inesperado, al leer la literatura fantástica latinoamericana como un desprendimiento del gótico europeo y norteamericano: Octavio Paz, Felisberto Hernández, Adolfo Bioy Casares, Marosa di Giorgio, Carlos Fuentes y Alejandra Pizarnik acuden al llamado negro en sus obras, resignificándolo. Sus espectros, autómatas, muñecas, y artistas vampirizados por su propia creación, aportan más incertidumbre al mundo, y hacen de él un lugar felizmente menos convencional.
Si algo faltaba a esta serie de osadías epistemológicas, Film Noir, la novedad de esta trilogía, devela la curiosa relación del gótico con el policial negro, provocada, según sugiere la autora, por la llegada a Hollywood de los directores del expresionismo alemán expulsados por Hitler. ¿No es, acaso, el detective del noir una versión urbana del huérfano de la novela gótica, escribiendo con los detritus de la ciudad sus propios himnos a la noche? El crimen, la traición, la presencia ineludible de la femme fatale y la ciudad como reducto del mal, se convierten en fórmulas, replicadas en el cine de John Huston, Fritz Lang, Billy Wilder y Orson Welles. Nunca antes un terreno propenso a lo oscuro fue tan destellante, nunca antes los mil ojos de la noche acecharon, de un modo tan perturbador, a las policías del orden y su moral de lobos.