ARTETA DAVILA, YEZID
El 29 de marzo de 2012 fui testigo de un hecho que me hizo entender gráficamente el significado de la sentencia del príncipe Piotr Kropotkin, uno de los más relevantes ideólogos del anarquismo: «Una estructura política basada en siglos de historia no puede ser destruida con unos kilos de dinamita».
Una veintena de jóvenes que ocultaban sus rostros con bufandas y con las capuchas de sus anoraks atacaron, incendiaron y saquearon un local de la cadena Starbucks localizado en una de las esquinas de la Plaza Urquinaona de Barcelona, mientras coreaban «anti, anti, anticapitalista». Un hombre del vecindario se lamentaba diciendo "que malament, que malaments", al mismo tiempo que un piquete antidisturbios (BRIMO) de los Mossos d'Esquadra, más conocidos como Los Dragones, reaccionó contra los atacantes.