MUNERA, ALFONSO
Espero que el lector y la lectora, cuando lean su última página, se queden con la sensación de que este libro más que respuestas les ha despertado preguntas sobre el país que no soñaron sus fundadores, pero que con todo derecho sueñan muchos de los jóvenes de hoy que caminan exigiendo justicia social las largas marchas de protestas pacíficas a lo largo y ancho del territorio de la nación, Alfonso Múnera.
El relato de nuestra historia contiene decenas de claves que son definitivas a la hora de entender las encrucijadas del presente. En este estupendo libro del historiador de Alfonso Múnera se examina, de manera novedosa, el papel de Cartagena de Indias en la Independencia de la Nueva Granada, en 1821. Después de El fracaso de la nación y de Fronteras imaginadas, dos clásicos de la historia de Colombia, este texto se puede leer como un relato profundo del papel de aquella ciudad desde el siglo XVI y hasta el XVIII en el mundo colonial.
Cartagena fue, desde 1580 y hasta 1821, una ciudad cosmopolita en la que convivieron afrodescendientes, portugueses, judíos, y un sinnúmero de extranjeros que contribuyeron a un desarrollo que no ha sido mirado con curiosidad y detalle. Los mitos sobre la ciudad y su papel en la gesta de independencia abundan: se dice que los corsarios atacaron una y otra vez la ciudad sin mencionar que fue defendida por ellos muchas veces también. O que fue una ciudad española sin reconocer la riqueza que el mundo afro grabó en cada una de sus piedras. Esa ciudad que hoy es un símbolo de Colombia en el mundo sufrió un sitio terrible que la empobreció y la encerró en sí misma. Y, el más importante de todos, el papel que jugaron militares originarios del caribe, como José Prudencio Padilla, cuyo lugar fue menoscabado de manera racista por Simón Bolívar y Mariano Montilla.
Este libro es un esfuerzo sostenido por usar las fuentes documentales de la historia de tal manera que el poder mismo de la narración revele la intensidad de sus significados y sus consecuencias. Espero que el lector y la lectora, cuando lean su última página, se queden con la sensación de que este libro más que respuestas les ha despertado preguntas sobre el país que no soñaron sus fundadores, pero que con todo derecho sueñan muchos de los jóvenes de hoy que caminan exigiendo justicia social las largas marchas de protestas pacíficas a lo largo y ancho del territorio de la nación.