DUBET, FRANCOIS
Vivimos en un tiempo de pasiones tristes. Emociones como la ira; la indignación y el resentimiento atraviesan las redes sociales y la opinión de los panelistas televisivos. Ese enojo toma la forma de la denuncia o la catarsis por un orden que se siente injusto; y suele encarnizarse con los que reciben asistencia del Estado (u00a1todos inútiles!) pero también con los políticos y las élites (u00a1todos corruptos!). Acá y allá; un lenguaje paranoico acusa a los pobres; los inmigrantes y los desempleados por no esforzarse lo suficiente; a las finanzas por hacer negocios a costa de las economías nacionales y a estas por no abrirse a la globalización; a los gobiernos por desmantelar las políticas sociales o; al contrario; por abusar de ellas demagógicamente. Cada uno tiene razones para sentirse abandonado; amenazado; y para sospechar que el otro cualquier otro recibe ventajas indebidas. Lejos de interpretar esto en clave de patología personal; François Dubet aspira a comprender el papel de las desigualdades sociales en el despliegue de esas pasiones tristes. Si antes las grandes diferencias de clase nos permitían pensar nuestro lugar en el mundo (patrones y obreros; empresarios y trabajadores) y sostener luchas políticas o sindicales que suponían dirimir conflictos y negociaciones; hoy las desigualdades se diversifican y se individualizan; transformando profundamente la experiencia que tenemos de ellas y desdibujando los adversarios y las verdaderas causas de los problemas. No duele tanto el 1% de hiperricos una minoría de privilegiados con quienes no interactuamos sino las múltiples diferencias cotidianas que se expresan en acceso a consumos culturales y esparcimiento; a determinados colegios; barrios; vivienda; empleo; prestaciones de salud o subsidios. Sin embargo; no se trata de impugnar la indignación sino de ver cómo puede encauzarse colectivamente para que no termine alimentando salidas autoritarias. Contra el microclima de linchamiento y violencia; y profundizando una línea sostenida de intervención en la discusión pública; Dubet nos alerta sabiamente sobre la necesidad imperiosa de relanzar la oferta política progresista para transformar la ira en estrategias de cambio social.