CRUZ KRONFLY, FERNANDO
La ceniza del Libertador gustará especialmente a los amantes de la poesía, vivida en su sentido más amplio y desaforado, como diría Darío Jaramillo Agudelo, porque ésta se encuentra vinculada en forma Directa con el relato del drama humano de Bolívar. La metáfora, la comparación, las imágenes y los epítetos; la descripción de la naturaleza y del devenir existencial del hombre fracasado y miserable, son los recursos estilísticos de los cuales se vale el escritor para crear una atmósfera de desesperanza y muerte.
Al respecto, Cruz Kronfly (1992, pp., 185-189) sostiene que utilizó a Bolívar más como medio en el camino que como fin, ...el Libertador habría de ser tomado apenas como el lugar de paso para la expresión de una idea-imagen muy nítida (...) No me interesaba, pues, Bolívar como tal, sino el hecho de que su vida real pudiese ser elevada hasta la dimensión de la gran metáfora y el gran símbolo, tal como lo había encontrado magistralmente conseguido en La muerte de Virgilio de Broch. (tomado de)
La ceniza del libertador es una novela de literatura-arte, obra para ser disfrutada en silencio y con los sentidos atentos. He leído, en los últimos veinte años, cuatro veces la novela que el lector de esta edición va a conocer o quizá a releer. Con cada lectura, nuevos diálogos mentales y referentes textuales y contextuales han aparecido. Estoy seguro de que futuras nuevas lectoras me llevarán a nuevas asociaciones y caminos interpretativos. La ceniza del libertador es un pez ágil y elusivo que cada vez que sale a la superficie nos muestra otras miradas y revela nuevos colores.