CHARTIER, ROGER
El temor a la pérdida obsesionó a las sociedades europeas de la primera modernidad. Para dominar su inquietud, fijaron mediante la escritura las huellas del pasado, el recuerdo de los muertos o la gloria de los vivos, y todos los textos que no debían desaparecer: el escrito tuvo entonces la misión de conjurar la obsesión de la pérdida. En un mundo donde las escrituras podían ser borradas, los manuscritos extraviados, los libros siempre amenazados por la destrucción, la tarea no era fácil. Paradójicamente, su éxito pleno tal vez no dejaba de crear otro peligro, el de una proliferación textual incontrolable, el de un discurso sin orden ni límites. El exceso de escritos, que multiplica los textos inútiles y sofoca el pensamiento bajo los discursos acumulados, fue percibido como un peligro tan grande como su contrario. Temido, el borrar era entonces necesario, como lo es el olvido para la memoria. Deteniéndose en obras poéticas, dramáticas y novelescas en las que los objetos y los usos de lo escrito se volvieron literatura, este libro busca comprender la tensión entre inscripción y pérdida, entre archivo durable y escritura efímera, estableciendo para ello un cruce imprescindible entre la historia de la cultura escrita y la sociología de los textos.