MEJÍA, ESTEBAN CARLOS
I love you putamente es una pequeña joya, un retrato lúdico de una ciudad, una aventura del lenguaje en un estilo único y personalísimo que concilia dos mundos aparentemente opuestos, el del hombre culto amante de la literatura, que tiene que traducir cada rato a sus estultos parceros (si quiere saber qué es estulto, lea el libro) y otro descarnado y popular. Alterna la cultura universal con el parlache, la neolengua del valle de Aburrá, con sus tradicionales dichos paisas y sus neologismos. ¿Que la gente no habla así? Claro que no. El que habla así es el autor, en una prosa vertiginosa que deja sin resuello, no hay tiempo de respirar y tampoco queremos hacerlo hasta el final, todo concentrado en un puñado de personajes que son al mismo tiempo amor fetichista por la literatura, sicarios y beatos, bombas sexuales y monjas de clausura.
El amor es la gonorrea del alma, dice por ahí Fernando Vallejo. I love you putamente es a la vez un grito de amor, un orgasmo antirromántico, el reino del sexo sin amor (una droga más para oponer a la insoportable realidad), todo con un fondo de música a todo taco, desde boleros hasta la Bartoli.
Me atrevo a decirlo: esta novela ¿histórica? es cruda, crudelísima, pero putamente divertida
como el título. No dude en leérsela, le garantizo que se la va a gozar. Hágale pues, sisas, parce
Luis H. Aristizábal