ZOLA, ÉMILE
«Ger-mi-nal, Ger-mi-nal, Ger-mi-nal...», este era el grito que el 5 de octubre de 1902 una delegación de mineros franceses coreaba al arrojar sus ramos de rosas rojas sobre la tumba de Émile Zola: cinco mil parisienses habían recorrido las calles de París con el féretro del escritor que había abanderado el enfrentamiento con el sector más conservador de la sociedad francesa a raíz del conocido como «affaire Dreyfus».
Émile Zola, el padre del naturalismo, describe en Germinal, de una forma descarnada, el mundo sombrío y mísero de la mina, retratando a un grupo de personas que vive ahogado en condiciones infrahumanas y por cuyas venas Zola hace correr el odio y el rencor, seres humanos que se extenúan trabajando en medio de una terrible frustración. Los sueños de juventud, la búsqueda del amor, todo choca contra la realidad siniestra de la mina, que se cobra vidas y apenas permite vivir a los que logran salir de su oscuro pozo. Pero cuando falta el pan, cuandpo el sueño se convierte en pesadilla, los mineros se alzan contra las fuerzas de la destrucción: la huelga hace brotar de todos y cada uno lo mejor y lo peor del ser humano.
Con Germinal, Zola escribe una epopeya radicalmente moderna: la denuncia de una realidad se convierte en mito.