Una ciudad feroz y cruel, que, como un animal hambriento, devora al que se despiste. Una mujer o una mala madre, mala hija, mala esposa, mala moza, mala empleada, mala ladrona, mala mentirosa que busca la salida imposible de ese laberinto nebuloso para encontrarse, en cambio, con el reflejo de su propia sombra. Una voz que nos advierte, una y otra vez, que si nos negamos a observar el infierno que guardamos dentro pronto nos quemaremos en uno peor. Una novela que nos muestra, desde los lados, desde los rincones turbios que muchas veces decidimos ignorar, esos mismos infiernos que son espejos de la sed, el hambre y la desesperación de sobrevivencia de fieras amontonadas n una única selva.