PETRUSHÉVSKAIA, LIUDMILA
«Si buscan literatura de calidad, un poco rara, en la que no se sabe nunca el terreno que se pisa, desde la fantasía a la tragedia numantina, pasando por la alegoría o el onirismo, y todo entremetido en el mismo relato, no les quepa duda de que la encontrarán en las narraciones breves de Liudmila Petrushévskaia.»
Alejandro Gándara. El escorpión. El Mundo
«Para taquicardia de convalecientes o alivio para lectores de corazones más valientes, circula ya en librerías de Hispanoamérica entera el libro de imantado título Érase una vez una mujer que quería matar al bebé de su vecina, bajo el elegante sello editorial de Atalanta y recientemente galardonado con el Premio Mundial de Fantasía 2010.»
Jorge F. Hernández. Milenio (México)
«Cualquier lector que se acerque con asiduidad a los títulos de Atalanta, sabe que se enfrenta a una caja de sorpresas.»
Francisco Martínez Hidalgo. Fabulantes.
«Hemos de felicitarnos como lectores -y tal vez también como ciudadanos, de la existencia de una editorial como Atalanta... En su de momento breve, pero exigente catálogo, abarca auténticos monumentos culturales.»
José Martínez Ros
«La escritora más premiada y mejor considerada de su generación es una cronista serena de la devastación que producen la soledad y el miedo en los individuos.
(...)
Parece imposible leer "El padre", acaso el más conmovedor de los relatos, sin pensar en Chéjov, Cortázar o Calvino; el conjunto del libro prueba que la escritora -gran lectora de Cervantes- conoce bien las fronteras de la mente humana y consigue conectar con todo tipo de lectores, atormentados o felices.»
La niebla de los recuerdos perdidos. Víctor Andresco. Babelia. El País
Fiel a la rica tradición oral de su país, donde las mujeres tienen un talento natural para contar historias, Liudmila Petrushévskaia cautiva la imaginación con estos relatos directos, tan cercanos al espíritu místico y pesadillesco de Poe como a la sobria exactitud realista de Chéjov. Cada cuento transmite el peso de la vida y, al mismo tiempo, el roce vertiginoso de lo extraño. Pero lo insólito siempre acaece a gente corriente: un coronel que acaba de perder a su esposa y habla con ella en sueños; una mujer que odia a su vecina y vive con ella y su niño en un mezquino apartamento de dos habitaciones; un joven que anuncia a una familia la horrible noticia de que una epidemia se ha extendido por toda la ciudad. A veces los personajes se identifican con lo puramente fantástico: una gorda inmensa, que necesita tres sillas y dos camas para descansar, se convierte cada noche en dos deliciosas bailarinas que danzan por la casa; o una muchacha que ha perdido la memoria y se encuentra en un lugar desconocido y que es recogida por un camionero monstruoso y un siniestro encapuchado
«Canciones», «alegorías», «réquiems» o «cuentos de hadas», los denomina su autora. En cualquier caso, todos estos relatos, como dice Jorge F. Hernández en su prólogo, transpiran una rara adrenalina.
Liudmila Petrushévskaia es la autora más destacada de la literatura rusa contemporánea. Nació en 1938 en Moscú, ciudad en la que sigue residiendo. Pintora, dramaturga y cantante de sus propias canciones en algunos teatrillos y cabarets moscovitas, tiene publicadas quince colecciones de relatos y varias novelas, como Tiempo de noche (1992) y Svoi Krug, considerada un clásico moderno sobre la denuncia de la intelectualidad soviética en la última década de la era comunista. El reconocimiento le llegó tarde. En 2003 recibió, a los 65 años, el más prestigioso premio nacional de las letras rusas. Al año siguiente fue galardonada con el Premio Pushkin; en 2004, con el Premio del Estado Ruso para las Artes, y en 2005, con el Premio Stanislavski. A partir de entonces su obra ha sido traducida a más de treinta lenguas y sus piezas teatrales representadas en todo el mundo. En 2010 obtuvo en Estados Unidos el Premio Mundial de Fantasía por la obra que publica ahora Atalanta.