Estas son las primeras memorias publicadas por una superviviente del genocidio romaní bajo el nazismo, que segó la vida de medio millón de personas por el simple hecho de ser gitanas. Philomena Franz sufrió la persecución racial, el trabajo forzado, la destrucción de su familia, la tortura y la deportación a campos de exterminio como Auschwitz.
Sus recuerdos dan testimonio de todo ello y reclaman un lugar en la memoria europea para el pueblo romaní. Es una voz tierna y naíf que se eleva en medio del silencio al que se condenó a estos supervivientes del Holocausto tras la derrota de Hitler. Acabada la Segunda Fuera Mundial, la justicia y la sociedad les negaron el reconocimiento como víctimas del totalitarismo, prolongando los prejuicios contra los gitanos del régimen nazi. Su testimonio significa una contribución decisiva para la demanda romaní de justicia y, de hecho, abrió el camino para la publicación de otras memorias a finales de los años 80.
El tardío y aún muy incompleto reconocimiento del sufrimiento del pueblo gitano bajo el Tercer Reich muestra un tipo de racismo persistente, aún no afrontado por la sociedad europea. Con el relato de su vida, la autora no solo eleva su voz en nombre de las víctimas del Holocausto, sino que también nos habla de la cultura gitana en la que se formó de niña para explicar sus valores y obligar al lector a preguntarse por los suyos.