AGREDANO, ANTONIO
No sé si el fútbol es como la vida, pero a veces se solapan. Todas las historias merecen ser contadas. Las del desamor y también las derrotas. Un estadio como metáfora de la existencia. A veces cosas que celebrar, las menos; otras veces tristezas, no tantas. Pero casi siempre silencio. El ruido de las máquinas que arreglan el césped, el chasquido disciplinado de los escobones en las gradas, el acople del micrófono en la prueba de la megafonía. Somos el estadio vacío a la espera del gran momento.