Fascinado por América, William Carlos Williams recupera algunos de los episodios más conocidos de su historia -desde el viaje del Mayflower hasta los juicios de Salem, pasando por la destrucción de Tenochtitlán- y hace uso de su imaginación poética para reconstruir la tradición viva del nuevo continente.
Eric el Rojo, Cristóbal Colón, Moctezuma o Abraham Lincoln cobran nueva vida y aparecen ante el lector libres del desgaste producido por la continua revisión histórica. Williams no inventó la conciencia nativa, aunque sí la redescubrió, a menudo en gestos remotos de la historia, y la dotó de vocación de permanencia en este libro, que, desde su aparición en 1925, se ha ganado un merecido lugar entre las grandes obras de la literatura americana.