MONTT, ALBERTO
Es curioso que Alberto Montt haya titulado «En dosis diarias» al blog en el que desde 2006 publica sus hilarantes cartones, precisamente por corresponder a una época en la que las drogas, legales o ilegales, parecen definir cada vez más el ámbito de lo normal. Desde el alcohol y la heroína hasta el prozac o el ribotril, pasando por el tabaco y el café, los seres humanos están más y más necesitados de una «dosis diaria» de algo, lo que sea que los desconecte de sus problemas y de la angustia cotidiana. Y qué mejor droga que el humor. Un humor que además de mofarse de todo lo que rodea a esa existencia miserable, lo hace de una manera refinada y elegante: en una sola viñeta, con apenas una o dos frases (algunas ya legendarias, como «Cordero de Dios que quitas los pescados a Edmundo»). El humor de Montt, en efecto, es tan relajante como la marihuana, tan arrebatador como el mdma, y tan alucinante como el lsd; otorga la calma de la quetiapina, y el bienestar de la duloxetina. Podría, por tanto, ser prescrito por cualquier doctor o chamán, siempre en busca del bienestar del alma y la paz espiritual. ¡¡Y sin dañar nuestro cuerpo!! Las «dosis» del Dr. Montt quien recibió el título nobiliario de «El rey del taco», tras su visita a México son precisamente eso: pequeñas porciones de un humor, al parecer inagotable, que al tomarse diariamente sin duda cambiarán la perspectiva de nuestro día y, a la larga, de nuestra vida, enseñándonos que reírnos de nosotros mismos y de nuestra cotidianidad es aún más sano que comer frutas y verduras. El libro que ponemos en sus manos contiene más de ciento treinta dosis. Es responsabilidad plena del lector el uso o abuso que se haga de ellas.