PELLUCHON, CORINE
La ética de la vulnerabilidad designa una articulación específica de la ontología y la política que se basa en una realidad primera: la alteración de sí y la pasividad de lo viviente, que "vive de", se nutre, tiene frío, conoce el hambre y la sed, necesita la luz, el aire y envejece. Sin embargo, la ética de la vulnerabilidad no consiste única y esencialmente en rehabilitar la sensibilidad pensada como susceptibilidad al dolor, al placer y al tiempo, o como la capacidad de experimentar su vida como algo que se desarrolla bien o mal. El hecho de tomar en cuenta la sensibilidad y la inquietud de lo viviente, bastaría para modificar los fundamentos de nuestra organización social y política.