PIEDRAHITA, IGNACIO
El velo que cubre de la piedra, de Ignacio Piedrahíta, es un libro que invita a caminar, a viajar. Su lectura implica un desplazamiento, ya que propone mirar la ciudad desde donde no estamos acostumbrados a hacerlo. Igualmente, narra detenidamente las montañas que rodean a Medellín, las piedras que componen el paisaje, la topografía de los días y de las calles, para lograr que sus textos se levanten sobre los cimientos entrelazados de su conocimiento geológico, su experiencia literaria y su mirada aguda y paciente.
Este libro es para llevar bajo el brazo, para revisarlo junto a un árbol, en algún parque, dentro de un vagón del metro, en una ciudad extraña. Es un libro que pide movimiento, pues los relatos que contiene son en sí mismos una exploración de recorridos. El autor anda la ciudad y su historia, lamenta la muerte de un árbol en medio de la calle, sube las montañas cercanas, reflexiona sobre el quehacer del escritor y sobre las formas de mirar del caminante, viaja por distintas ciudades, las transita para desentrañar las sutilezas de su geografía. En esencia pone especial atención en detalles que el transeúnte apresurado desecharía como mero paisaje: las plantas que persisten en la ciudad, las historias pequeñas que enfrentan a las personas con los misterios de la tierra, el frío en lo alto de las montañas, el velo que cubre la piedra.
De una manera similar, las fotografías de Carlos Felipe Ramírez hacen parte de otro recorrido. La experimentación del fotógrafo con técnicas históricas y análogas le ha permitido cultivar una mirada lenta y detenida sobre el paisaje: las montañas y la ciudad retratadas desde el aire, desde donde casi nunca pueden ser vistas, el estudio de las formas y las texturas de las piedras, las maneras en las que las plantas producen geografías sobre todo lo que cubren. De una manera casi alquímica, sus fotografías develan qué hay en los intersticios de los relatos, qué hay entre las ranuras de las montañas, de qué está hecha la piedra.