Tenemos un centenar de páginas para resolver un caso misterioso, un crimen que se cometió hace un siglo y en el que se asestó un golpe mortal al Arte Moderno y se alumbró lo que llamamos Arte Contemporáneo. El cuerpo del delito: la obra Criadero de polvo (1920). Los principales sospechosos: Marcel Duchamp y Man Ray. El arma homicida: un gran vidrio, una cámara fotográfica, motas de polvo. El móvil: convertir al artista-médium en artista-Midas. A través de este ensayo, articulado al estilo de una clásica novela de detectives, quizá no encontremos al verdadero asesino, pero por el camino entenderemos mejor un momento clave de la Historia del Arte, cuando cambió radicalmente la figura del Autor y la noción de Obra, su relación con conceptos como Tiempo, Azar o Belleza, y su misma constitución.