CERUTTI GULDBERG, HORACIO
El proceso de constitución de un pensamiento filosófico en lo que conviene denominar como Nuestra América no fue sencillo. Tiene antecedentes que retoman mucho más atrás de los doscientos años aludidos por este volumen y se remiten a procesos anteriores a la llegada de los europeos a estas tierras a finales del siglo XV. Conceptualizar y re-conceptualizar aparecen siempre como ingredientes de procesos históricos en los cuales los humanos se desenvuelven. Buscarle, encontrarle y/o darle u otorgarle sentido es lo que hace, padece, soporta o prentende, es lo que ha constituido labor específica de lo conocido desde el mundo de Grecia clásica como filosofía. Absurdo sería, aunque así lo han pretendido frecuentemente, procurar atribuirle esa función sólo al mundo greco-latino-germánico-anglosajón. Como si sólo ese entramado cultural tuviera la exclusividad en el interés por averiguar el sentido de las acciones, los haceres y quehaceres que desvelan en la cotidianidad.