K vive en Tokio con su esposa y sus tres hijos. Eeyore, el mayor, padece una enfermedad mental, y durante un dramático acceso alza un cuchillo contra su madre. En lugar de afrontar la situación, la reacción de K es sentarse y leer en su estudio. Con el tiempo, los problemas de Eeyore obligan a K a volver a intervenir en la vida familiar, pero entonces sus lecturas de William Blake ya no ofrecen un refugio, sino una forma vital de comprender a su hijo.